jueves, 4 de noviembre de 2010

Nostos

Llega a la ciudad de México al mismo tiempo que el otoño. Las noticias en los periódicos hablan de 100 muertos descubiertos en una fosa en Culiacán y un jugador del Cruz Azul que cumple las expectativas y una nueva película de los errores patrios.

Hace dos años que se fue. En el avión, a su lado, hay una italiana y habla con ella por 8 horas e intentan dormitar otras dos cruzando las piernas. Al final intercambian correos. En el taxi que lo llevaba a casa Virgilio se arrepiente de haberle mentido a la Italiana. Un par de detalles aquí y allá.

Llega a su casa. Hay una nota de su madre que dice:
Te deje comida en el refrigerador y dinero en la caja roja. Cuídate. Te quiero.
Tu Mama
Su madre estará por dos semanas en el extranjero por motivas laborales. Se siente muy mal de no poder estar en casa pero también sabe que así habrá menos problemas.

Cuando Virgilio ve a sus amigos se siente incomodo pero tras años de experiencia en la comunidad a la que ahora vuelve, logra fingir con éxito la euforia de reencontrarse con viejos amigos. Personas cuyas caras han cambiado sin necesariamente sufrir ninguna adulteración física en la piel. Virgilio piensa que son como voces que se repiten y cuando se emborrachan y ríen parece que lloran.

Uno de ellos le comenta sobre la fiesta que habrá esa noche. Le dice que va estar muy buena y que tiene que ir, que ahí va estar mucha gente que lo quiere y que no sea mamón y se deje consentir, se la va pasar bien, pero eso si, tiene que advertirle, es muy probable que este ella.

Se preocupa en ponerse las botas, la camisa y el saco. Se mira en el espejo y piensa en lo que esta haciendo. Un acto de vanidad grotesco, piensa intentando humillar un impulso honesto.

Virgilio no la pasa muy bien en la fiesta. Esta nervioso y le cuesta trabajo seguir las conversaciones de las caras sonrientes que le platican. No resiste a los nervios y bebe un poco. Se había prometido a si mismo no hacerlo. Piensa que es mejor irse de ahí y llamar por teléfono a su amigo, acuerdan en la esquina que tiene delante, ahí, detrás de toda la gente.

Virgilio enciende un cigarro. Camina viendo al piso. Se siente observado por que sabe que esta cerca y ella quizás (ojala!) también sepa que el esta cerca. Un borracho se cae enfrente de el, lo rodea, sigue adelante y levanta la cabeza y ve a una conocida, otra y ella. Ella mas guapa que nunca. Ella mas guapa que nunca, piensa mientras acelera el paso. Ya no puede pensar mas. Hay una situación que debe resolverse y un hombre ha de hacer lo que tiene que hacer. No hay nada mas. Camina mas rápido. Saluda a la cara conocida, después a una gordita con pecas y al final esta ella. Le da un abrazo.
Hola
Hola
¿Como estás?
¿Bien y tu?
Bien gracias. No sabía que habías llegado.
Llegué el lunes.
¿Y hasta cuando te quedas?
Hasta el 19.
¿Con quién vienes?
Con Alejandro que me esta esperando ahí.
Bueno.
Que estés bien.
Igualmente.
Y da un paso fuerte exhalando el humo de una nerviosa calada. Que miedo, que amargo puede ponerse esto, piensa mientras se va.
Llega a su casa. Se mira en el espejo. Piensa en voz alta.
Mírate.
Cabrón.
Al final de todo quedaste así.
Cuando se va dormir sueña con ella. Sueña que están sentados en una playa al otro lado del mundo viendo una tormenta eléctrica. No se despertará en catorce horas.

Sinceramente,
SEMV

No hay comentarios:

Publicar un comentario