miércoles, 17 de noviembre de 2010

Indiana Jones y el Anti-intelectualismo Americano

Al elegir una temática de “libro de la selva” para una película de acción protagonizada por un catedrático de arqueología, los productores de Indiana Jones se topan con un problema: ¿cómo superar la representación, tradicional en ese género, del profesor como un ente ridículo, impráctico, e incapaz de valerse por si mismo? Desde el Profesor Challenger, de Arthur Conan Doyle, hasta el Profesor Porter, inmortalizado por Edgar Rice Burroughs, pareciera que todo profesor que se digna a poner un pie en la selva —o fuera de las universidades, incluso— está condenado a toda suerte de tropiezos, errores y desatinos. Completamente desconectado de la realidad, el Profesor es blanco fácil y adecuado para toda clase de burlas. Pese a que incluso el Dr. Jones cae presa de varios momentos de slapstick comedy, los productores de Raiders of the Lost Ark rescatan a su personaje principal de esta triste suerte mediante la creación de un tipo hibrido: Indiana Jones es, a partes iguales, profesor de arqueología y cowboy.

La primera pista de los orígenes western del Dr. Jones está en su indumentaria. Ataviado con chaqueta de cuero, botas, camisa de trabajo y sombrero de fieltro y ala ancha; no resulta difícil imaginar a Jones trabajando en algún rancho en Montana o guiando una diligencia hacía California. Aún más significativo, sin embargo, es el látigo: objeto que a un tiempo hace referencia a otro mito mediático asociado con el Oeste americano —el Zorro— y parece resaltar la ausencia de caballos y ganado. El nombre mismo del Profesor Jones puede leerse como evidencia de su naturaleza vaquera: Indiana es uno de los primeros estados occidentales de la Unión Americana, el inicio y punto de partida del midwest.

La presencia de elementos cowboy en el personaje de Jones permiten también una completa americanización del personaje. Jones presenta gran parte de los elementos del americano ideal retratado por Emerson en Self-Reliance y The American Scholar —cultivado en mente y cuerpo, listo siempre para la acción, estoico, valiente, leal, capaz de valerse por sí mismo y cargado con un profundo sentido del deber. Estas mismas características son lo que separa a Jones de René Belloq, su archirival en Raiders. Con típica francofóbia americana, Belloq es retratado como un dandy inmoral, excesivamente refinado, y dependiente de una multitud de esbirros —Indígenas sudamericanos, soldados Nazis— para llevar acabo sus propósitos. Se podría incluso decir que Belloq representa una parodia de otra variación del tema del intelectual aventurero: la presentada por Malraux en La Voie Royale. Con su aparente rechazo de toda moral y su risible comparación del Arca de la Alianza con “un radio para hablar con Dios,” Belloq se convierte en una sátira de la angustia existencial sufrida por Claude y Perken en la novela de Malraux.

Así pues, es posible decir que Indiana Jones, con su nombre geográfico y su atuendo de caballerango, representa una síntesis de dos grandes mitos mediáticos que han permeado la cultura popular estadounidense a lo largo del siglo veinte: el profesor y el cowboy. Sin embargo, parece que las características de cowboy resultan más prevalentes que las profesorales —Jones se siente mucho más cómodo en su uniforme de vaquero que en su traje de tweed. Quizás sea posible extraer una conclusión sobre la cultura norteamericana: el anti-intelectualismo recalcitrante de los estadounidenses, descrito ya por Alexis de Tocqueville en la primera mitad del siglo XIX, requiere que todos los héroes americanos, si quieren salvarse de una ridiculización sin piedad, compensen sus intereses académicos con altas dosis de ruggedness.


Sincerametne,

NMMP

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