lunes, 22 de agosto de 2011

Disco Barcelona

“El objetivo de la fiesta es hacernos olvidar que somos seres solitarios, miserables y condenados a morir; en otras palabras, evitar que nos convirtamos en animales. Por eso el hombre primitivo tenía un sentido festivo muy desarrollado (…) Por el contrario, el occidental medio solo llega a un éxtasis insuficiente después de interminables fiestas tecno de las que sale sordo y drogado: no tiene sentido festivo alguno. ”

Michel Houellebecq


Barcelona es una ciudad de Fiesta. En su corazón hay tal cantidad de bares y discotecas que el sistema por el que se rige la ciudad y que impide su total suicidio, se tiene que moldear y adaptar según el nivel festivo que ocurra en determinadas épocas del año.

Durante el verano Barcelona desempeña un rol muy importante para el equilibrio mental de Europa, sobre todo de las juventudes de Europa; Barcelona se convierte, muy al pesar de alcaldes e intelectuales catalanes, en una discoteca continental.
La ciudad tiene un diseño perfecto para este motivo. Una oferta total de ambientes, es decir, una variedad muy amplia en la apariencia superficial de sus bares y en la decoración física y textil de sus clientes. Evidentemente diferenciados por niveles económicos, Barcelona puede dar el hábitat necesario para tener experiencias a la Cristiano Ronaldo o Paris Hilton, Manu Chao e incluso, Arthur Rimbaud.

La mayoría del mercado esta tomada por la estética del glamour estadounidense. Mejor expresada en fotografías subidas a Facebook donde se puede apreciar a un grupo de mujeres con la piel asoleada, maquilladas, usando vestidos cortos, tacones altos y si son talentosas, con una copa de champagne en la mano. Suelen estar besándose las mejillas o sencillamente sonriendo, con una dentadura blanca, ordenada y perfecta.
El caso masculino puede repetirse de modo idéntico o suplirse con una apariencia de intención intimidante, como de “gangster”, con brazos fuertes, pectorales (que parecen senos) y una cadena que brille.

El joven Cristiano Ronaldo y su novia Paris Hilton vuelven de Barcelona a sus respectivas ciudades completamente satisfechos de un viaje que recordaran siempre dentro de la dorada etapa de la juventud, donde lo que vale es disfrutar al máximo y ser feliz, emborracharse de emociones de euforia y éxtasis. No importa nada mas, por eso hay que sonreír a esa cámara, algún día necesitaremos la fotografía, después de esta borrachera, incluso pasada la resaca, el estéril olor de nuestra vida y la piel flácida de nuestra pareja nos querrá hacer dudar de que sucedió.

El monopolio musical sobre la escena esta en manos de la llamada música electrónica. Una forma artística que expresa mejor que nada el espíritu de estos jóvenes y de estas fiestas, un deseo incesante de ir mas rápido, de nunca detenerse y estar siempre entorpecidos por una sensación de ascenso. Basta con ver la danza que estos ritmos despiertan, una especie de carrera inmóvil y altamente individual cuya descripción y consejo practico se puede resumir en una serie de saltos rápidos y dentro de un eje que no supera el metro cuadrado. Considerando que el baile es el método mas eficiente para conseguir el objetivo de estos espacios (cortejar y aparear) es tentador pensar en las parejas que así se asocian como abejas sin alas.

Es importante reparar sobre la dimensión sexual que hay en esta fiesta. Al final la gente sale de fiesta con un objetivo explicito y ambiguo llamado diversión, pero este objetivo no se consigue siempre y tampoco se consigue con la frecuencia necesaria para considerarlo como el verdadero origen del fenómeno. El arrepentimiento es una actividad muy común en los días posteriores, basta con ver la enorme población de personas solitarias y silenciosas que pueblan los rincones de las discotecas mirando y chupando de sus bebidas como quien va con un psicoanalista narcoléptico, todos estas personas son claro ejemplo del riesgo económico y emocional que significa una discoteca. La fiesta ya no es una celebración pero una apuesta, un reto. ¿Qué es entonces lo que hace a los hombres insistir, tercos e impacientes, en conseguir esta quimera? Muy fácil, un enorme deseo sexual y vanidad, necesitada del deseo ajeno para justificar la existencia publica del individuo.

Otra vez, Houllebecq lo ilustra muy bien:

“Salimos del ámbito de la fiesta para entrar en e de una feroz competencia narcisista, con o sin opción a penetración (se considera clásicamente que el hombre necesita de la penetración para obtener gratificación narcisista deseada (…) La mujer, casi siempre, se conforma con la certeza de que la quieren penetrar).”

Por las noches, el centro de Barcelona es un lujoso mercado donde la juventud occidental puede ir a exhibirse y evaluar su potencial en tanto a objeto de deseo sexual. El turismo de esta ciudad se pelea entre la explotación de una tendencia arquitectónica, un equipo de futbol y un ritmo de incesantes y plásticos beats que dictan, cual sargento militar, la marcha de una juventud que canta desafinada y ebria en la decadencia de su época.

Por ultimo, el mejor consejo de Michel Houellebecq:

“Una buena fiesta es una fiesta breve”.

Sinceramente,

SEMV

http://www.youtube.com/watch?v=E2tMV96xULk